jueves, 4 de noviembre de 2010

Mis 16 años

Pestaña´s Talking:


Como decía Dani Martín, 16 añitos fiera, me creía el rey del mundo. Suele pasar cuando ves los “Temas de Mayores” lejos. Tus súper preocupaciones se basan en que la de la mesa de al lado tal, el de enfrente cual. Con esta edad, piensas que ya no queda nada por hacer, que ya eres mayor.
Has tenido tu primera relación sexual, fumas marihuana y tabaco, conoces a gente con drogas en la frente, pero a ti eso no te va. Empiezas a decidir que ser, que hacer. “Yo voy por ciencias”, “yo me quiero ir a nose donde a estudiar nose el que”.

Tienes a la gente de tu alrededor dividida en dos, “los empollones” y “los yonkis”, los empollones son aquellos que estudian, salen hasta la una o las dos los fines de semana y prefieren ser sanos . Los yonkis por contrario no van a clase, pasan de estudiar, y si, en efecto, se drogan. Para ti los dos grupos de gente son incompatibles, hasta que reflexionas y dices: “Yo puedo mezclarlo sin problemas”. Y LO MEZCLÉ, PERO NO SIN PROBLEMAS.

Parece común ver a estudiantes de 16 años en discotecas con las pupilas fuera de los ojos, y en realidad lo es. No soy la única mezcla entre los dos “grupos sociales” de adolescentes. Todos nos consideramos una mezcla, hasta que caemos al pozo. Sin excepciones. Ahora empieza lo bueno:


“Tengo 16 años, soy drogadicta y creo que puedo estar embarazada.”

“Tengo 16 años, estoy en un bachiller de ciencias de la salud, y quiero estudiar medicina en una universidad privada”


Cualquiera de las dos frases puede definir mi perfil. Me drogo, no me arrepiento ni me siento culpable. Es malo, en realidad es una mierda, pero es lo que hay.
Las drogas, nos llaman en forma de ilegalidad, y es que es eso lo que puede mover masas, la adrenalina, lo ilegal. Después crees que vas necesitando la droga, en el ámbito fiestero, que es en el que la gente de mi edad suele moverse, está el Speed, el M, la Coca o el Crack. Todos ellos son para “aguantar más”. MENTIRA.  

 Excusa barata,  a todos nos gusta revelarnos, y esto puede ser un motivo perfectamente válido para probarlo. Te sientes bien, estas integrado, sientes algo único, y ahí es cuando decides que lo vas a volver a hacer, pero puedes controlarlo. ¿Se puede controlar el consumo de una droga, en un ambiente hostil? NO. No, no y no. No se puede, y lo sabes, así que piensas: “Ya lo dejare, si tengo tiempo”, y cada vez la vida te empieza a parecer más corta, y aprovechas cada minuto para vivirlo a tope. QUIERO HACER ALGO GRANDE.

No me consideraba drogadicta por meterme un gramo de Speed cada cierto tiempo en fiestones de discotecas, hasta que me he dado cuenta de que soy incapaz de irme de fiesta sin drogarme, en que la gente es incapaz de irse de fiesta sin drogarse. Cada vez quieres probar más y más cosas, por una vez, ¿Qué te va a pasar?

Antes eran 15 el gramo. Ahora el Speed no te vale, quieres Cristal, y lo tienes a 30, luego querrás Coca, y te la vas a encontrar a 50. Es un círculo cerrado, lleno de vicio y muy pero que muy apetitoso.


Señores lectores, futuros 16añeros, probadlo todo, sentir, cogeos el mayor ciego de vuestra vida, pero nunca, nunca, repitáis. Más de dos veces.

Límites, qué sería de la humanidad sin límites, estableced los vuestros propios, no seáis como yo.
Hay que ponerse límites, el mío, la tumba.